14.2.08

Exiliado...


...y hasta mas allá del horizonte, se extiende un yermo paraje, árido, lleno de rostros grises y miradas vacías.

Odiado, despreciado, envidiado o ignorado; fuerte, autosuficiente y orgulloso de no caer en el odio hacia quienes le juzgan por negarse a participar en su patético baile de mascaras. Con la barbilla alta, el corazón fuerte, y la mirada ojerosa fija en un objetivo que solo el conoce.

Aun así... triste. Triste por saber que jamás encajara en un mundo que ni entiende ni le comprende, cien veces maldito por ser demasiado perspicaz (o quizá inteligente) como para caer en modas, cuchicheos o sandeces borreguitas.

Y en momentos de debilidad, envidia a quienes no conocen el sufrimiento, bajo la suave caricia del guantelete de acero que es la ignorancia….

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